lunes, diciembre 20, 2004

no puede ser

Mi padre se caracteriza por no dejar de sorprenderme jamás. Ahora que vivimos separados por toda la extensión de la península, es más fácil ser su hijo. Pero su capacidad de arrancarme una parte de la realidad en la que vivo, cada vez que nos vemos, sigue intacta.
Mi padre nunca ha pertenecido a nadie, no se ha doblegado ante nadie y no ha dependido de nadie jamás. Pero no te equivoques. Es fácil idealizarlo, pero si lo analizas desde el punto de vista de que no ha recibido ningún tipo de educación, que no muestra sus sentimientos hacia nada ni nadie y que además sufre del síndrome de sinceridad brutal que yo he heredado, se convierte en un ser con el que se hace muy difícil convivir.
Es cierto que desde que murió mi madre nos conocemos muchísimo más. Cada vez descubro más cosas de él. Algunas me gustan y otras no. Pero no pienso juzgarle. Como padre no tengo ninguna queja (que no sea lo habitual) de él. Jamás nos ha pegado ni insultado y se ha encargado de que todos llegaramos sanos y salvos a la mayoría de edad y con una capacidad para buscarnos la vida, fuera de lo común. Sin embargo, como amigo o simplemente como conocido, no tengo datos. Es un halo de misterio el que le rodea a toda su persona (con su pasado y su presente), y creo que jamás llegaré a conocerle por completo.
Ayer lo volvió a hacer. Vovió a romperme los esquemas de una manera brutal y sin inmutarse. Nos dijo durante un cena en la que nos reunimos los hijos, y como si fuera una frase más, que tiene una hija "por ahí" que ahora en navidades, cumplirá 26 años. No pude reaccionar...
Tengo una hermana secreta.
¿Cómo se come eso? ¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Por qué no te enseñan en el colegio que los guantazos te llegarán de todas direcciones imaginables?
No se lo pudo contar a nadie. No sabría cómo hacerlo. Quizá con mis hermanos... A él, no le voy a sacar nada. Porque le conozco. Voy a reventar por dentro si no lo suelto. Y aquí lo teneis.
Definitivamente, este blog ya no se lo puedo pasar a nadie. A ningún conocido. Así que ahora, sólo os tengo a vosotros. Visitantes anónimos, que os aseguro estais la mitad de sorprendidos que yo.
Sin duda, la frialdad con la que he aprendido a tratar los temas familiares viviendo cerca de mi padre, hará que me tome esto como algo parecido a una simple anécdota. Y aunque estoy convencido de que aún no lo he asimilado sé que puedo llevarlo y seguir con mi vida.
Pero no puedo evitarlo. Millones de preguntas se me amontonan hoy y no sé qué coño pensar... ¿Por qué no tengo una jodida família normal?
Quizá tenga que aprovechar los días que aún está por aquí para sacarle algo, pero creo que será inútil.
No tengo ganas de hablar con nadie y por otro lado me encantaría conocer a esa muchacha que lleva mis mismos rasgos (?) y que quizá me crucé mil veces por la calle.

joder.

1 comentario:

illa dijo...

Creo que lo importante es que os lo ha hecho saber, y quizá eso significa que también esa otra hija le importa (algo muy de admirar, pues cuantos padres desentendidos habrá) y este es un primer paso para acercarla a la familia, y acercaros vosotros a vuestro padre (quizá sea un paso para conocerle mejor)
No soy nadie para opinar, y estos son temas muy peliagudos. Porque tener una hermana de sangre sé que no significa nada, ya que el roce es el que hace el afecto. Pero ya que existe, mejor haberos enterado ahora que no el día en que no esté vuestro padre para contároslo o daros explicaciones.