viernes, diciembre 29, 2006

See you



Viernes. El último viernes del año.
Esto merece una pequeña aportación de vuestro kancerbero, que por una noche abrirá las puertas del infierno toda la noche. Barra libre señores. Vigilen sus cosas y beban sin moderación alguna.

Y poniendo un poco más de mi parte, les concederé un deseo. Haré todo lo que esté en mi mano (quien dice mano, dice brazo, cabeza o lengua) para hacerlo realidad. Díganlo en voz baja o escríbanlo aquí mismo.

Por cierto, hay viejas leyendas que cuentan que si mueves el culo a ritmo sesentero, es más probable que tus deseos se hagan realidad.

¿A que esperáis, perras?



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viernes, diciembre 22, 2006

Vistas a la ciudad (2)

Viene de aquí

Se acercó a la cocina mientras Nico correteaba intentando dar caza a los cordones de aquellas viejas Converse que se resistía a tirar. Abrió la nevera y contemplando aquella desolación blanca y fría esbozó una sonrisa. En un rincón, escondidos tras un bote de tomate frito abierto y triste, asomaban un par de trozos de embutido. Nico, que aún intentaba dejar sin aire a uno de aquellos cordones atrapado entre sus patas y sus afilados dientes, dejó lo que tenía entre manos, miró aquello que salía de la nevera y movió la cola dos veces.
Mientras aquel cachorro de gato daba rienda suelta a sus instintos y devoraba aquella magnífica pieza de caza mayor, él se dirigió al balcón dispuesto a recogerlo todo. Se sentía algo mejor y acababa de decidir que saldría a la calle y que haría aquello que hacía tanto tiempo que no hacía por puro placer: Caminar. Así que cogió su jersey negro preferido, sus llaves, se despidió de Nico que ahora pataleaba panza arriba enredado en la madeja de lana y salió.
Se detuvo un momento en el portal mirando al exterior, tomó aire y empezó a caminar en dirección a La Rambla. Siempre fue un lugar en el que caminar era sobretodo un ejercicio mental.
Paseando entre trinos de colores lejanos, estatuas humanas de intemporales formas y extrangeros despistados, uno puede dejar fluir sus pensamientos sin que apenas le rocen. Como si fueran de otro. Mientras caminaba, atrapaba una de aquellas fugaces imágenes que brotaban sin cesar de su mente y la hilvanaba con una nueva que le llegaba sin avisar.
Es increíble cómo se hace todo tan complicado de un día al siguiente. Como la vida toma su curso sin que uno mismo pueda hacer nada. Apenas asirse a ella para no salir despedido. Y en ocasiones, ni tan sólo eso. Muchas son las veces en las que de repente nos encontramos en un apeadero extraño esperando con cara de susto, el paso del próximo tren. Ahora mismo se sentía perdido, sin demasiada capacidad de decisión. Acodado frente una horrible hoja en blanco sobre la que debía escribir. Escribirse.
Algunas palomas grises correteaban delante suyo huyendo sin huir mientras él buscaba dentro de sí una manera de salir de todo aquello con algo de cordura en su haber.
Mientras observaba de cerca un conejo (o cobaya o chinchilla - nunca supo diferenciarlos) que lo miraba asustado desde el fondo de su pequeña jaula en uno de los característicos puestos de mascotas de la céntrica calle y que le recordaba graciosamente a Nico por la gran mancha negra que le recubría de igual forma la enorme oreja mustia, pensaba que aún le quedaba algo de dinero ahorrado, que aún recibiría durante algunos meses el subsidio de desempleo y que quizá este era el mejor momento para hacer algo nuevo.
Guió sus pasos hacia alguna de las callejuelas que desembocan en en La Rambla desde el barrio del Raval buscando algo de la oscuridad que lo enorme de la avenida no podía darle. Algo más de silencio y algo menos de movimiento en un momento en el que su mente se esforzaba por todo lo contrario. Tomando calles al azar, de vez en cuando salía de su ensimismamiento y se descubría en un lugar conocido. En recuerdos gratos y extrañamente antiguos.
Entró en un viejo bar en el que únicamente habitaba el dueño y algún jubilado, con toda seguridad conocido suyo, con el que despachaba la mañana discutiendo entre carajillos de Magno y palillos redondos. Aquellos lugares siempre le gustaban pero en ellos siempre le asaltaba el mismo pensamiento; le aterrorizaba la idea de necesitar algún día lejano, un bar como aquél en el que entrar para poder hablar con alguien que desprendiera la misma soledad que él.
Tomando un café cargado y con el primer cigarrillo del día de su Winston blando entre los dedos, se entretenía mirando a través del ventanal en el que pintados sobre el vidrio, se publicitaban los platos típicos del local.
Había decidido hacerle una visita a Carlos. Él, en aquellos momentos, era con toda seguridad la única persona con la que podía contar. Carlos era un antiguo amigo de su época de universidad. Se conocieron durante el primer año de Biblioteconomía, en el bar junto a la facultad en el tiempo que duró una clase que nunca se dió. Ninguno de los dos recuerda ya cómo empezó todo pero ambos coinciden en que todo fue sencillo desde el principio a pesar de que Carlos por aquél entonces imponía seriamente bajo una cresta roja y abrigado con una coraza de cuero, cadenas y pinchos.

Continuará... o no.


miércoles, diciembre 20, 2006

El TurboCongelador

Salgámonos un poco de la tónica general de este blog.

Ayer, echando un vistazo a diversos blogs sufrí un pequeño flashback y de los recovecos de mi memoria emergió una lejana lección de Termodinámica Química en la que nos revelaban un caso sorprendente. Atención:

¿Alguna vez te has quedado sin bebidas fresquitas en la nevera?
¿Cuántas veces te has tenido que beber una cerveza que apenas superaba la categoría de meao de burra?
¿Acabas de llegar de comprar y en unos minutos se te llenará la casa de una orda de sedientos guerreros vikingos que asaltarán tu nevera en esa fiesta que intentas montar?

No te preocupes. Te voy a enseñar cómo conseguir enfriar una bebida cualquiera de temperatura ambiente a casi 0º en menos de 3 minutos.

¿No te lo crees?

Haber estudiao, piltrafilla.

Tiempo medio de enfriamiento de una coca-cola en el congelador: 25min. aprox.
Tiempo medio con el "Turbo": 2 min. aprox.

¿Qué hacer?

- Coge la bebida.
- Métela en un recipiente con agua.
- Échale un par de cubitos de hielo.
- Échale un par de puñaos de sal.
- Mételo todo en el congelador.

Espera 2 ó 3 minutos y saldrá helada.

La explicación pormenorizada es un poco compleja, pero se basa en el intercambio de energía. Y hay varios factores que afectan y que lo resumo en:

- Si el hielo convive con el agua, quiere decir que por lo menos (ver punto siguiente) está a 0º C.
- El agua con sal se congela por debajo de los 0º. Necesita más frío. Por tanto, el proceso de enfriamiento no se "detiene" al llegar a 0º. Si no que sigue descendiendo.
- Tanto el hielo para deshacerse, como la sal para disolverse necesitan absorver energía. Esta energía se la roban al agua enfriándola.
- Lo metemos en el congelador porque en el exterior, el que haría el aporte de energía sería el aire ambiental desbaratándolo todo.

Bueno, la explicación es un poco barriobajera, pero no pienso extenderme más.


Lo mejor de todo es que, aún habiéndomelo explicado hace años, son inumerables las veces que he tenido que esperar sentado delante del congelador pensando ¿ya? ¿y ahora? ¿ya? ¿a ver? aún no ¿ya?... En fins. Mi querida memoria y yo. Todo un mundo.

Esto me lo encontré de nuevo ayer aquí: mimetistWebLoG


Venga, circulen. Que aquí ya no hay nada más que ver.

viernes, diciembre 15, 2006

Ojito

Hoy es viernes por fin. Esta noche me voy a una cena de empresa que no es la mía, pero que como somos amigüitos pos que pa' allá que me voy. Y después concierto incierto (de hecho, el grupo se llama "Conjunto musical de corte moderno", no es genial?).

En fins, hoy no os pongo música, os pongo este video descubierto gracias a Pau (no, no hace falta que sigáis el enlace. No creo que pretenda actualizar su blog en el próximo milenio, el cabrón). Un corto que tiene que ser visto por todo el mundo, peeeero:

AVISO: SI VES ESTE VIDEO TE PUEDE ENTRAR UNA DEPRE DE DOS PARES DE COJONES. YO LLEVO TODA LA MAÑANA DE UN SENSIBLEO QUE NO SÉ CÓMO QUITÁRMELO.

Ala, avisaos estáis:

martes, diciembre 12, 2006

Cambiando



Esta humedad... Aquí encerrado en mi propia crisálida, con la respiración lenta y dura. El dolor de fondo de ese algo que está cambiando en mí. Estoy agotado... Hay algo que no sé hasta qué punto soy yo mismo que lucha por salir de mí y dejar todo esto que soy ahora en el camino. Dejar este pellejo recubierto de fina seda colgado a la intemperie y huir.

Estoy agotado. La sola esperanza de volver a ver el Sol me empuja en cada bocanada de aire que lucho por atrapar... El calor es insoportable y apenas me siento. Apenas soy consciente de este extraño presente que me ha tocado vivir y que en breve tan sólo será un pasado extraño y lejano. Pronto seré diferente... Nuevo... Otro...

Pronto habrá valido la pena vivir.

viernes, diciembre 01, 2006

palante


Esta semana ha dolido. Ni siquiera tengo ganas de encontrar palabras que lo describan...

¿Alguien sabe cómo coño se hace lo de llorar?

A tomar por culo. Hoy es viernes y nadie me lo va joder. Y vosotros no tenéis ninguna culpa.

Ala, a pegar saltos!