viernes, junio 30, 2006

Danger

Pese a que ayer me dieron plantón y me perdí un concierto que vive dios que me apetecía...

Aviso: hoy es viernes, estoy contento y soy peligroso.



Huid!

jueves, junio 29, 2006

29 de junio de 2006

Hace exactamente 2 años que empecé a escribir aquí.
Empecé aquí para nada, para nadie. Simplemente quería tener un sitio donde escribir en los ratos libres en que mi mente se ponía a ensoñar.
Ciertamente escribo menos de lo que me gustaría, pero no doy para más. ¿qué quieren?
También ha habido momentos de más y menos ganas. Pero siempre me obligo a escribir algo, por muy tonto que sea.

Ahora las cosas han cambiado un poco.
Ya no escribo tanto para mí. Escribo mucho para vosotros.
No ha sido voluntario, simplemente cada vez que le doy al botón de "Publicar" pienso "Espero que les guste".
Alguna que otra vez me véis escribir para mí, pero sin vosotros esto no tendría ni pizca de gracia.

Y para terminar con esta estúpida ternura os diré que... gracias.
Es un placer leer de vez en cuando vuestras voces escritas. Es un placer leeros aquí.
A todos.

Un besazo con lengua. Sin excepción.
O se hace bien, o no se hace, coño.

Y sonrían, que mañana es viernes, joer.

miércoles, junio 28, 2006

El gato en el tejado



Es lo mejor. Cuando ya la noche es negra. Cuando todo yace en calma, cuando ya sólo los seres nocturnos nos movemos por las sombras yo vengo hasta aquí, a mi tejado y me siento.
Puedo pasarme horas lamiendo mis patitas. Curando los pequeños rasguños del día a día para tan sólo levantar la cabeza tras algún movimiento invisible o un olor familiar, y acto seguido sin la menor variación, seguir con la ardua tarea de cuidarme y hacer brillar mi pelo.

Las noches de verano son las mejores. Esa luz. Esa ligerísima brisa que lame las tejas y hace que se agite mi cola una, dos veces.
Ese sinfín de pequeños seres moviéndose alrededor mío. Ese constante descubrir olores nuevos y lejanos. Todas esas estrellas allá arriba, esperándome, llamándome a jugar con ellas y la Luna. La Luna gordota y azul que hace que mi pelo negro como los pozos sin fondo tome ese tono morado que siempre me ha gustado.
Todo eso lo vivo cada noche en mi tejado.
Aquí tomo todas las decisiones importantes de mi deambular diario.
La soledad de las alturas te da una perspectiva que no puedes tener desde ningún otro lugar. Y todo es más fácil. Siempre me hago más fuerte. Cuando estoy sólo pienso, recuerdo, añoro, me miro por dentro y decido.
Ahora, cuando ya el horizonte clarea detrás de aquellas antenas soy nuevo. Soy fuerte. Tengo claro quien soy, he decidido qué es lo que realmente me hace sentir gato y qué es lo que tengo que rechazar y cómo seguir mi instinto. Ese que me hace tan diferente y sin embargo tan familiar.
No. No le tengo miedo. No me tengo miedo. Ya puedo volver mañana. Sólo. Yo sólo y mi tejado.
A volver ver amanecer.
Me vuelvo a pasar la pata por detrás de la oreja y con esta sonrisa felina puedo volver al calor de mi alfombra.

martes, junio 20, 2006

Cosas que me duelen y que no puedo dejar de hacer

Te tuve en mi mano. Te sentí cerca, de nuevo. Te sentí arder y consumirte.
Te abracé y te dije "te quiero".
Te apreté contra mí y sentí tu calor dentro.
Abracé tu mirada perdida y asusté tu miedo.
Te vi dormir.



Ahora todos los demonios andan sueltos. Ahora miles de garras destrozan mis entrañas. Y sé que muchos de esos demonios seguirán ahí, haciéndome compañía hasta el fin de mis días.

Ese era el precio. Lo sabías y lo pagaste decidido.

Los tenías a todos enjaulados, furiosos contigo. Tras una reja. La llave en tu mano.

Pero pensaste ¿Qué más da? Quiero soltarlos. Necesito soltarlos y enfrentarme a ellos de nuevo.

Es un precio más.

Otro pago.

Sabes que algún día se te acabará la licencia y no podrás malgastar más de ti.

Sabes que llegará el día que ya no le puedas dar nada a nadie. Y tú, sigues regalándolo todo.

Algún día, tendrás que buscar alimento. Algún día alguien tendrá que darte ese soplo que necesitas para soportar este infierno. Algún día será necesario que te abracen y te sostengan.

Lo sabes.

No lo quieres aceptar, pero lo sabes.

Y quién sabe. Quizá el día que te toque respirar ya sea demasiado tarde. Quizá cuando llegue ese día lo habrás regalado todo y no quedará nada en ti.

martes, junio 13, 2006

Sin pensar

El viernes pasado, estaba en el andén de la estación de Renfe de Martorell, esperando el tren que me llevaría a la ciudad condal, a trabajar.
Estaba yo absorto en mis cosas (como siempre) y entonces me fijé que en el andén contrario, el del tren que va en dirección contraria, había algo que no cuadraba. Había algunos viajeros esperando. Pocos. Normalmente, a esas horas hay mucha más gente que se dirije a la ciudad. Pues bien, entre ese grupo de legañosos pasajeros había uno que consiguió sacarme de mi ensoñación.
El hombre, de unos 50 y largos años, vestido con unas bermudas, una camisa de hilo de manga corta, una riñonera, unas sandalias y una gorra de "Contrucciones Grumasa", se dedicaba a caminar de un extremo a otro del andén con las manos cogidas a la espalda.
El caso, es que no se dedicaba a pasear lentamente arriba y abajo, cabilando sus cosas. Más bien, se dedicaba a recorrer con paso agitado ese tramo del andén. Era como si tuviera que recorrerlo 47 veces y nunca menos, antes de que apareciera el cercanías. Caminaba deprisa, decidido y cuando llegaba a cierto punto que sólo él conocía, daba media vuelta enérgicamente y volvía por donde había llegado.
Era una de esas situaciones en las que lo primero que piensas es "Vaya, otro tarao". Así, sin más. Gente que hace cosas raras me la encuentro a diario, les pongo mi etiqueta de "tarao" que lo engloba más o menos todo, y me quedo tan ancho.
Pero entonces caí.
Martorell está cerca de Can Brians. La prisión. Y muy a menudo te encuentras a la gente que sale de permiso de fin de semana. Especialmente los viernes, claro. Yo muchas veces me entretengo y a poco que te fijes, reconoces a muchos. Por su manera de hablar, por como miran a la gente, por el color de piel... Pero esta es la primera vez que veía a alguien caminar por el patio de una prisión ¡en la calle!
Aquello era lo que estaba haciendo aquel hombre. Después de vaya usted a saber cuánto tiempo recorriendo el patio de una prisión varias veces al día, todos los días del año, después de repetir ese ejercicio innumerables veces... ese gesto, esa costumbre se queda con nosotros.

Esto que parece una simple anécdota o algo que suponemos este hombre superará en breve, no lo es tanto.

Pensad en vosotros.

¿Qué cantidad de cosas hemos aprendido a hacer/pensar en nuestro día a día contínuo y que no concebimos dejar de hacer porque ni siquiera sabemos que hacemos? ¿Qué prisiones rutinarias de hecho o pensamiento nos encarcelan en la calle cada día?

Pensad en ello.

viernes, junio 09, 2006

PORNOESTAR



Sé que cada vez estábamos un poco más lejos. Sé que un paso que me alejaba de tí, se convertía en trampa que que me atrapaba para no poder volver a acercarme.
Nunca he creído ser perfecto. Ni siquiera he aspirado a ser alguien para tí. Simplemente una rama en un camino que te ayuda a subir el resalto y que luego queda atrás.
Y no, no te pongas condescendiente. Sé lo que me estoy diciendo. Hace tiempo que no hablamos. Las pocas veces que he intentado hablar contigo en serio, te quedabas ahí mirándome como perdonándome la vida.
Ya me he cansado. Voy a dejarte ahí, voy a cojer mis cosas y espero no volver a verte en la vida.
Ha llegado el momento de caminar sin tí. Ya no te necesito. No necesito tus reproches, tus miradas inquisitivas ni que me juzgues bajo tus absurdos tópicos.
Además, hay alguien más. Apenas nos conocemos y sin embargo no está esperando nada de mí. Simplemente me acompaña y daría su vida por mí...

Ahora, aquí acodado en la barra de este bar desconocido, simplemente espero que la oscura depresión acuda a la cita.
Hemos quedado aquí y ya llega tarde.

- Otro vodka, por favor.

Sí. No quiero saber más de tí. Ahora ya me tengo otra vez. Hay otro "yo" dispuesto a ocupar tu lugar. Quizá de aquí a algún tiempo vuelva a visitarte, pero por favor, no hagas nada por encontrarme. Quédate en ese espejo en el que te he encerrado y no salgas hasta que yo quiera verte de nuevo.

Creo que por ahí viene mi depresión.

- Otro vodka, por favor.

jueves, junio 08, 2006

Escribidor

Acabo de decidirlo

Voy a escribir una novela.
Sí. Lo sé. No soy buen escritor y probablemente no lo sea nunca. Pero Dan Brown tampoco y mirad a dónde ha llegado.

Tengo el trasfondo, la temática, algo del hilo y un personaje.

Es más de lo que he tenido nunca. Todo sea dicho.
Pues eso.

También me he puesto un plazo. Dos años.
El primero, o gran parte de él será de documentación. Quiero que sea bastante rigurosa. Con sus licencias, pero bastante rigurosa con la historia.
Tengo pensado reescribirla por lo menos dos veces. Pero creo que es un poco precipitado ponerse a pensar en eso ahora...

No os puedo contar mucho más. La idea se empezó a fraguar ayer y hoy ya estaba decidido.

También se me ha ocurrido pasar por un taller de literatura para aprender las mil cosas que los dos libros que tengo sobre el tema no me enseñarán jamás. Pero eso ya sería bordarlo.

Tampoco en un principio se me ha pasado por la cabeza publicarla. Será una de esas cosas que una vez acabadas las metes en un cajón con una sonrisa.

Hace mucho, mucho tiempo que la idea me ronda la cabeza pero ni tenía el valor, ni tenía ninguna idea clara.

A ver en qué queda todo esto.

Bueno, señores, allá vamos.

viernes, junio 02, 2006

Tarara

Hacía días que no escuchaba esta canción.
Mientras la escuchaba pensaba en ponerla aquí y contar algo.
Lo malo es que me he quedado sin palabras.



Espero que a vosotros os cause la misma impresión y os pongáis a bailar descalzos por cualquier rincón.

Buen fin de semana.