miércoles, marzo 12, 2008

Acto final

Nunca pensé que fuera posible asistir a tu propio entierro. Pensaba, estaba realmente convencido de que todo eso de la vida tras la muerte, el más allá y todas esas historias no eran más que patrañas... Y aquí me tienes, sentado como un gilipollas en una papelera viendo como meten mi ataúd en un nicho viejo y feo. Ya puestos, diré que siempre me había imaginado mi entierro (las pocas veces que pensé en él, ciertamente no es algo a lo que le dedicara demasiado tiempo) como una escena silenciosa, en un cementerio rodeado de césped recién regado, una brillante mañana de primavera y una docena de personas vestidas de negro con el rostro compungido, rodeando una gran fosa en la tierra a la que poco a poco dos respetuosos enterradores harían descender mi precioso ataúd. De roble a poder ser. Nada más lejos de la realidad, maldita sea. Para empezar, la sensación de impotencia al ver como introducen a empujones mi ataúd, estoy convencido de que se trata de pino, en un agujero de 50 x 50 en el que han introducido a duras penas la caja previa amputación de sus asas. Siempre fui algo ancho de espaldas. No sé qué habrán cobrado por esas preciosas asas cromadas, pero dudo mucho que vayan a devolverle el dinero a nadie. En todo caso, a mí seguro que no. Por cierto, es curioso. Estoy aquí fantasmeando en mi propio entierro, con mi esmoquin nuevo, pero acabo de caer en la cuenta de que no llevo nada en los bolsillos. Ni mi cartera, ni el móvil, ni las llaves.. Nada. Supongo que todo eso te lo quitan para meterte en la caja. Podían dejarte algo con lo que juguetear toda la eternidad, digo yo. No sé, no pido una Play Station, con unas cuantas monedas para jugar a los chinos con quien esté vagando por aquí igual que yo me conformaría... Supongo que habrá alguien más, vaya. A lo que iba. Este entierro es una jodida mierda. Sin entrar en que los dos enterradores esos con el puto mono azul de mecánico, con un Ducados en la comisura de los labios blasfeman como demonios, todo lo demás es quizá peor. Ni rastro de césped, una grava ruidosa lo cubre todo. Mi mujer está ahí plantada, con una cara de aburrimiento que la verdad exaspera. Además, le insistí durante los últimos años que quería que se pusiera algo sexy el día que me enterraran. Al parecer no se acuerda o se lo tomó a cachondeo o quizá pensó que a quién diablos le importaba. Pues a mí, joder. Si llego a saber que iba a presenciar todo esto se lo habría dejado clarinete. Siempre tengo que estar en todo. Tampoco se puede decir que sea un lugar muy silencioso. Cuando hicieron la jodida carretera a un tiro de piedra de la tapia del cementerio seguro que no hubo un solo maldito ingeniero de caminos que pensara en el descanso de los finados. Se creen que te quedas sordo cuando te mueres. Una putada, vamos. Luego está el cabrón del Chema. Se cree que venirse a mi entierro con la camiseta negra de los Black Sabbath es venir de luto. Manda huevos. Supongo que debí habérmelo imaginado cuando se vino a mi boda con la chupa de cuero y los tejanos todo rotos. A parte, hace un día de perros. Ni siquiera parece que vaya dignarse a llover. No sé si estando muerto te mojas. Quiero decir yo. Mi cadáver supongo que sí. Mi epitafio. Eso tampoco me dió tiempo a pensarlo. Es que me pilló así por sorpresa esto de morirme. No sé, siempre quise una frase un poco graciosa. Esto ya es lo suficientemente trágico como para que además sea vulgar. Me habría gustado algo que cuando la gente paseara por el cementerio y lo leyera pensara "je, qué tío más cachondo". Demasiado tarde, maestro. Bueno, quizá tenga que ensayar esto de la comunicación con los vivos... No mejor que no. Conociendo a mi mujer, si algún día aparece la pared del comedor llena de letras escritas en sangre y que ponga "Os dije que estaba enfermo" o "¿Véis como puedo dejar de fumar cuando quiera?" le daría un algo, pobre.
En fin, que ya está. Acto final. Se acabó lo que se daba. Voy a darme una vuelta por aquí a ver si encuentro a alguien con unas monedillas.

6 comentarios:

kancerbero dijo...

Vendréis, no?

Joan Catr dijo...

Cullons si que ha cambiado esto rápido, ha pasado de "Muerto" a "Acto final" en menos que canta un gallo.

No te preocupes por tu respetable, son las elecciones.

Por lo demás, yo me quedo con lo de la ropa sexy el día del entierro. Es una petición con la que me he visto fielmente identificado.
La vida es una ironía (y un vicio, claro)

kancerbero dijo...

Lo que no me esperaba era que se pasase alguien por aquí tan pronto... Si es que no me dejáis ni releer (nueva costumbre que he adquirido realmente recomendable). Sí, la verdad es que "Muerto" me parecía un título demasiado "definitivo". :)

La vida puede ser irónica desde todos los puntos de vista, sí señor.

Carmen dijo...

Ni dudes que allí estaré. Y con un escotazo ;), que la sosa de tu mujer no sabe hacer bien las cosas.

nipe dijo...

Pues si la Cali se pasa, servidora tambien y despues nos vamos de potes a tu salud!;)

Un placer leerte!

kancerbero dijo...

Buff... Estoy por morirme.