miércoles, junio 28, 2006

El gato en el tejado



Es lo mejor. Cuando ya la noche es negra. Cuando todo yace en calma, cuando ya sólo los seres nocturnos nos movemos por las sombras yo vengo hasta aquí, a mi tejado y me siento.
Puedo pasarme horas lamiendo mis patitas. Curando los pequeños rasguños del día a día para tan sólo levantar la cabeza tras algún movimiento invisible o un olor familiar, y acto seguido sin la menor variación, seguir con la ardua tarea de cuidarme y hacer brillar mi pelo.

Las noches de verano son las mejores. Esa luz. Esa ligerísima brisa que lame las tejas y hace que se agite mi cola una, dos veces.
Ese sinfín de pequeños seres moviéndose alrededor mío. Ese constante descubrir olores nuevos y lejanos. Todas esas estrellas allá arriba, esperándome, llamándome a jugar con ellas y la Luna. La Luna gordota y azul que hace que mi pelo negro como los pozos sin fondo tome ese tono morado que siempre me ha gustado.
Todo eso lo vivo cada noche en mi tejado.
Aquí tomo todas las decisiones importantes de mi deambular diario.
La soledad de las alturas te da una perspectiva que no puedes tener desde ningún otro lugar. Y todo es más fácil. Siempre me hago más fuerte. Cuando estoy sólo pienso, recuerdo, añoro, me miro por dentro y decido.
Ahora, cuando ya el horizonte clarea detrás de aquellas antenas soy nuevo. Soy fuerte. Tengo claro quien soy, he decidido qué es lo que realmente me hace sentir gato y qué es lo que tengo que rechazar y cómo seguir mi instinto. Ese que me hace tan diferente y sin embargo tan familiar.
No. No le tengo miedo. No me tengo miedo. Ya puedo volver mañana. Sólo. Yo sólo y mi tejado.
A volver ver amanecer.
Me vuelvo a pasar la pata por detrás de la oreja y con esta sonrisa felina puedo volver al calor de mi alfombra.

2 comentarios:

Lince dijo...

siempre he querido escribir esta historia, pero ya que lo has hecho tú tendré que pensar en otra cosa diferente.
lametones y ronroneos.

kancerbero dijo...

no me digas eso mujer, que lo borro.
Escriba usted su historia de gatas callejeras y ronroneos nocturnos.
No se corte, que lo estamos esperando.