El otro día estaba en el súper. Delante mío, en la cola de la caja habia una cesta en el suelo. Sin dueño. Todos sabemos lo que significa eso. Si esperas un poco, verás una maruja que corre de un lado al otro y finalmente llega, lo deja todo en la cesta y se pone en la cola...Pero no! Se vuelve a ir! Va a buscar el pan bimbo que se había olvidado (mentira! Lo dejan para el final a propósito las muy brujas!) y vuelve a colocarse en el lugar marcado por su cesta. Es increíble...
Pues bien, más allá de pretender disertar sobre las 100 maneras que se me ocurren en momentos así de torturar marujas y hacerles ver que hay un mundo de posibilidades más allá de joderte el sitio en la cola del pan o arrebatarte unos calcetines de una caja dónde tranquilamente hay una tonelada más de calcetines iguales, más allá de eso digo, me gustaria dedicarle unos segundos a la cesta abandonada.
Alegoría de la cesta:
Ocupar un lugar que no te corresponde tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Las principales ventajas que se me ocurren son, en primer lugar el hecho de que la presión a la que te sometes o te someten desempeñando una función para la que no has sido preparado, hace que tu capacidad de aprendizaje se multiplique por mil. El tiempo que te toma evolucionar es sólo función del nivel al que debes estar.
Otra ventaja puede ser el conocer lo bien que te desenvuelves fuera de lugar. Eso a mí me hace sentirme bien.
Entre las desventajas puedes destacar el stress que provoca esa situación, aunque yo creo que la desventaja principal es que cualquier subnormal que pretenda joderte, tiene con ello un argumento a su favor. ¿Demagógico y frágil? Sí. Pero un argumento al fin y al cabo.
Enésima nota mental: Dejar de esnifar el Xampa en el súper.
miércoles, marzo 16, 2005
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