martes, marzo 27, 2007

Los 300 hijoputas no son nada comparados con los catalanes

300

A ver si esta semana consigo ir a ver esta peli. Todas las películas más o menos basadas en hazañas históricas me llaman la atención, y si además el encargado de llevarla a la pantalla es alguien capaz de mostrar la realidad de una manera nueva básandose en el cómic de Frank Miller (el de Sin City), más.

Supongo que lo que viene a continuación puede explicar la peli a más de uno y le moleste, pero es historia amigo. Es como pretender que no te cuenten el final de Titanic. :)

La batalla de las termópilas:



La increíble historia de 300 espartanos (hombres adiestrados desde su nacimiento para el combate y que no dudaban en sacrificar a sus hijos si estos nacían débiles o tarados) y griegos afines (unos 4500) contra el ejército persa que contaba según fuentes griegas con un millón de efectivos, está llena de frases que a uno le encantaría decir y hacer enmudecer a cualquiera.

Como cuando Jerjes, el emperador persa, impaciente en la espera de la rendición de los soldados espartanos antes de la batalla consciente de su superioridad, envió un emisario pidiéndoles que entregaran las armas. Leónidas, el bueno de la peli, ni corto ni perezoso, le respondió: "Ven a buscarlas tú mismo". No me diréis que no, huevos por lo menos tenía.

También cuando Leónidas fue informado del gran número de arqueros de que disponían los persas y de que "sus flechas cubrirán el sol", respondió: "Tanto mejor; lucharemos a la sombra". Toma ya, yo soy el Jerjes y ya empezaría a estar entre mosqueado y acojonado.

Después de un par de descalabros del ejército persa, que después de aquellas provocaciones, se lanzó a la batalla sin apenas causar bajas a los espartanos que disponían de la protección del estrecho paso de las Termópilas, el emperador persa (en estos momentos ya acojonado directamente) recibió un chivatazo de un griego traidor ofreciéndole un itinerario alternativo para atacar a Leónidas por dos frentes.

Leónidas, enterado de la traición y viendo que aquello no tenía solución ofreció a cualquiera que quisiera una salida hacia Atenas por mar sabiendo que el Oráculo había predicho un final desastroso. Él y todo aquél que quisiera se quedaban hasta el final.
Los 300 espartanos y 1000 griegos afines se quedaron. La mañana de la batalla definitiva, Leónidas les dijo a sus compañeros: "Tomad un buen desayuno, puesto que hoy cenaremos en el Hades" (el Hades es el infierno griego custodiado por el perro cancerbero).

5 días duró la batalla y todos los griegos perecieron.

En el lugar de la batalla una placa rememora la hazaña con la siguiente inscripción:

Oh, extranjero, informa a Esparta, si pasas por allí, que aquí hemos caído defendiendo su ley.

Snif...

Desperta ferro!

Pero lo curioso es que esto no es nada. Sí, sí, como lo oís. Hoy leyendo hazañas similares he recordado una historia de brutalidad mucho más cercana a nosotros. La de los Almogávares. He encontrado un artículo de Pérez Reverte que lo explica mucho mejor de lo que puedo hacerlo yo. Ala, os lo pego aquí y ya tenéis para leer otro ratillo:


UNA DE ALMOGÁVARES
Arturo Pérez-Reverte

De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa.

Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo -que se cotizaba a la baja- y con todo por ganar si salían vivos. Pero en esta España donde los libros escolares no los determina la memoria, sino el pesebre donde trinca tanto sinvergüenza periférico y central, esas historias han sido eliminadas, o manipuladas en beneficio de los golfos que organizan el negocio en plazos de cuatro años: los que van de una urna a otra. El resto importa un carajo. De los almogávares, como de lo demás, no se acuerda casi nadie. Eran políticamente incorrectos.

Madrugando el siglo XIV, el emperador de Bizancio pidió ayuda para frenar el avance de los turcos, y la corona de Aragón envió sus temibles Compañías Catalanas. Lo hizo para quitárselas de encima. Estaban integradas por almogávares: mercenarios endurecidos en las guerras de la Reconquista y en el sur de Italia. Sus oficiales, de mayoría catalana, eran también aragoneses, navarros, valencianos y mallorquines. En cuanto a la tropa, el núcleo principal procedía de las montañas de Aragón y Cataluña; pero las relaciones mencionan apellidos de Granada, Navarra, Asturias y Galicia.

Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la señera cuatribarrada de Aragón. Sus gritos de guerra eran Aragón, Aragón, y el terrible, legendario, Desperta, ferro. La historia es larga, tremenda, difícil de resumir.

Seis mil quinientos almogávares recién desembarcados en Grecia destrozaron a fuerzas turcas muy superiores, matando en la primera batalla a trece mil enemigos, sin dejar con vida -eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones- a ningún varón mayor de diez años. En la segunda vuelta, de veinte mil turcos sólo escaparon mil quinientos. Y, tras escaramuzas menores, en una tercera escabechina los almogávares se cepillaron a dieciocho mil más. Eran letales como guadañas. Además, entre batalla y batalla
- españoles a fin de cuentas- pasaban el rato apuñalándose entre sí por disputas internas, o despachando a terceros en plan chulito, como los tres mil genoveses a los que por un quítame allá esas pajas acuchillaron en Constantinopla, durante una especie de botellón que terminó como el rosario de la aurora.

A esas alturas, claro, el emperador Andrónico II se preguntaba, con los huevos por corbata, si había hecho bien contratando a semejantes bestias. Así que su hijo Miguel invitó a cenar a Roger de Flor, que era el jefe, y a los postres hizo que mercenarios alanos los degollaran a él y a un centenar largo de oficiales. Fue el 4 de abril de 1305. Después de aquello los griegos creyeron que la tropa almogávar, sin jefes, pediría cuartel. Pero eso era desconocer al personal. Cuando apareció el inmenso ejército bizantino para someterlos, aquellos matarifes oyeron misa y comulgaron. Luego gritaron: Desperta ferro, Aragón, Aragón, y se lanzaron contra el enemigo, pasándose por la piedra a veintiséis mil bizantinos en un abrir y cerrar de ojos. Lo cuenta Ramón Muntaner, que estuvo allí: no se alzaba mano para herir que no diera en carne.

No quedó sólo en eso. Enterados los almogávares de que nueve mil mercenarios alanos -los que aliñaron a Roger de Flor- volvían a su tierra licenciados y con familia, les salieron al paso, hicieron picadillo a ocho mil setecientos y se quedaron con sus mujeres. Después, durante una larga temporada y pese a estar rodeados de enemigos, se pasearon por Grecia saqueando y arrasando, por la patilla, cuanto se les puso por delante. Fue la famosa venganza catalana. Y cuando no quedó nada por robar o quemar, fundaron los ducados de Atenas y Neopatría: estados catalano-aragoneses leales al rey de Aragón, que aguantaron durante tres generaciones hasta que con el tiempo, el sedentarismo y el confort, se fueron amariconando -hijo caballero, nieto pordiosero- y quedaron engullidos, como el resto de Grecia, por la creciente marea turca que había de culminar con la caída de Constantinopla. Y ésa, colorín colorado, es la historia de los almogávares.

Admitan que es una buena historia. Vive Dios.


A ver pa cuando hacen la peli.

El tema es que estaba pensando en que yo, como catalán llevo la sangre de los animales éstos. Pero después he caído en que todas mis generaciones anteriores son extremeñas. Menos mal, ellos sólo se encargaron principalmente de erradicar a varias culturas precolombinas de todo un continente...


Enlaces guais:
La batalla de las termópilas en la wikipedia
Los Almogávares en la wikipedia
Ramón Muntaner y un fragmento de su crónica en "El poder de la palabra"

2 comentarios:

kancerbero dijo...

Estoy esperando a ver qué clase de peña llega aquí atraído por el título. XD

Anónimo dijo...

XD XD
Cualquiera sabe, lo mismo hasta yo!!

Cuando estaba leyendo lo de los griegos pensaba en decirte lo de los almogávares, para hacerme el gafapasta, pero es lo que venía detrás, ntchs!!

Y sí, los nuestros no dieron por culo a persas o turcos, pero se deben acordar de todos nuestros antepasados por las américas.